Las personas con movilidad reducida o sin movilidad, pasan mucho tiempo en la misma posición, ya sea sentados o acostados. Muchas partes del cuerpo sufren esa presión corporal constante generando escaras. Una solución óptima es la prevención de su formación, ya que una vez que aparecen las primeras señales de fricción en la piel, es muy difícil revertir la situación.